12 noviembre 2007

SEBASTIAN ACEVEDO BECERRA


El 9 de noviembre de 1983 se registra la detención de Galo y María Candelaria Acevedo Saez, hijos de Sebastián ACEVEDO BECERRA, por civiles armados que no se identificaron. Su padre desesperado los busca en diferentes recintos y solicita ayuda en numerosas partes, sospechando que se encuentran en poder de la CNI.


El 11 de noviembre de 1983, al no tener noticias de ellos, en señal de protesta y para presionar a las autoridades, rocía parafina y bencina en sus ropas en la Plaza de la ciudad, y debido a que un Carabinero intenta detenerlo, se prende fuego, muriendo a las pocas horas a consecuencia de la quemaduras que sufre.

La Comisión estima que si bien Sebastián Acevedo murió a consecuencias de hechos provocados por su propia mano, y no cabe en rigor calificar su muerte de una violación de derechos humanos, es víctima de la violencia política, porque tomó la determinación que le costó la vida en un gesto extremo por salvar a sus hijos de consecuencias inciertas, pero que bien se podía temer fueran muy graves, o como modo desesperado de protestar por la situación que lo afligía como padre.

(Informe Rettig)

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SEBASTIÁN ACEVEDO
Gonzalo Rojas
Sólo veo al inmolado de Concepción que hizo humo

de su carne y ardió por Chile entero en las gradas

de la catedral frente a la tropa sin

pestañear, sin llorar, encendido y

estallado por un grisú que no es de este Mundo: sólo

veo al inmolado.


Sólo veo ahí llamear a Acevedo

por nosotros con decisión de varón, estricto

y justiciero, pino y

adobe, alumbrando el vuelo

de los desaparecidos a todo lo

aullante de la costa: sólo veo al inmolado.

Sólo veo la bandera alba de su camisa

arder hasta enrojecer las cuatro puntas

de la plaza, sólo a los tilos por

su ánima veo llorar un

nitrógeno áspero pidiendo a gritos

al cielo el rehallazgo de un toqui

que nos saque de esto: sólo veo al inmolado.

Sólo al Bío-Bío hondo, padre de las aguas, veo velar

al muerto: curandero

de nuestras heridas desde Arauco

a hoy, casi inmóvil en

su letargo ronco y

sagrado como el rehue, acarrear

las mutilaciones del remolino

de arena y sangre con cadáveres al

fondo, vaticinar

la resurrección: sólo veo al inmolado.


Sólo la mancha veo del amor que

nadie nunca podrá arrancar del cemento, lávenla o

no con aguarrás o sosacáustica, escobíllenla

con puntas de acero, líjenla

con uñas y balas, despíntenla, desmiéntanla

por todas las pantallas de

la mentira de norte a sur: sólo veo al inmolado.

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11 De Noviembre

Cristina González

El día 11 de noviembre

El fuego de la ira consumía a todo el hombre

Padre caracol enfurecido

Ahora somos todos tus hijos

Dejaste la batalla cotidiana

De un soplo entregaste tu cuerpo a todo chile

No hay canto que devuelva respiro a tu vida

Si una voz de alerta a la razón.

Por ti se levantan las banderas

Ejemplo de luz y de valor

Sebastián Acevedo Becerra

Padre hermano y compañero

No hay canto más valiente que tu prueba

Tu vida vale ráfagas de sol.

Tu forma de burlar el atropelló cometido

A tu patria tus hijos, tu pueblo

A sido testimonio de un presente doloroso

Y mañana será historia en el país.

Y por ti se levantan banderas

Ejemplo de lucha de valor Sebastián Acevedo Becerra

Padre hermano y compañero

No hay canto más valiente que tu prueba

Tu vida vale ráfagas de sol.


Padre hermano y compañero

No hay canto más valiente que tu prueba

Tu vida vale sangre y amor.