29 mayo 2006

El recuerdo de los caídos


Ruth Cabrera, hermana de Esther:"... se llevaron así como que sabían lo que era de ella, foto no había ni una foto. Nosotros no tenemos fotos de ella, hay una foto que circula una que tenía un amigo, de un negativo de un tamaño carnet, pero dejaron como limpio, rastro de ella no quedo nada, nada, nada sus cuadernos todo, todo si es como que había desaparecido..."
Un documental sueco sobre una de sus mejores amigas, "Chela", registró unos pocos segundos de su existencia, dos años antes de su asesinato.

Para Ruth, que hoy recorre la casa que alguna vez habitó la "Chichi", su hermana fue otro ejemplo de fuerza y decisión, sólo siente no haber estado con ella en esa fría madrugada de junio.
"...la pena a lo mejor, porque no está con uno, porque le faltó, porque le faltó la hermana, la tía, todas esas cosas que uno se imagina po', si hay, si yo hubiese estado, pero bueno así es la vida no más".

Dieciséis años después de la muerte de Manuel Valencia, su madre Eliana, aún necesita apoyo psicológico. Completamente entregados a su vida en la Iglesia, sólo se enteraron que su hijo era del Frente, al día después de su muerte. Hastiado, dicen de la violencia en la poblaciones, Manolo ingresó a las juventudes comunistas.

Eliana: "cuando habían muerto a este compañero en la Victoria, y lloraba conmigo, me decía mamá hasta cuando mamá, hasta cuando vamos a soportar esto mamá, esto no se puede seguir soportando tenemos que luchar para que esto termine si no van a haber más y más muertos. Y lloraba conmigo, me tomó de las manos me acuerdo y lloraba conmigo, con una impotencia, con una rabia muy grande, muy grande".

Hasta hoy sus padres no entienden la violencia desatada contra el joven de 20 años, que ni siquiera estaba en los antecedentes de la CNI y recibió 14 balazos.

Eliana: "se le había corrido la venda y ahí yo casi me espanté porque era un hoyo profundo porque la salida de bala era como una rosa para afuera así y su cara le habían volado la mitad de su carita".

Ricardo Silva, era el segundo hombre del Frente en Concepción, y sabía que su vida corría peligro. Su hermana recuerda que su principal preocupación era su hijo.

Patricia Silva: "Ricardo me dice, mira yo lo único que pido me dice si me van a matar me den un minuto para pensar en Cristián me dijo , así era el o sea.

¿Y usted cree que tuvo ese minuto?
"Mira cuando hubo que reconocerlo, él estaba con expresión de rabia muy, muy marcada en su rostro, con los ojos abiertos como mirando a sus asesinos, sabemos que el estaba en el suelo que le dispararon en esa posición, yo creo que si ha tenido el tiempo que el quería para pensar en él".

Pedro Donoso 582 se convirtió también en la tumba para Elizabeth Escobar Mondaca, que recibió 13 proyectiles, Ricardo Rivera Silva, que fue impactado 5 veces y Patricia Quiroz Nilo, baleada en 11 oportunidades. Ella, con su muerte, terminaba de dejar huérfano al hijo que había concebido con Patricio Acosta, asesinado durante la tarde anterior en la misma Operación Albania.
Cuál más cual menos a todos se les quebró la vida y siempre habrá un antes y un después.

16 años después, Vicky Ormeño aún no logra superar el dolor y la rabia de perder a Juan Waldemar Henríquez, muerto en Varas Mena 417. A ella y a su hijo de nada les ha servido que sea considerado un héroe.

"Dónde están los compañeros comunistas aquí que te apoyaron, que te dieron un abrazo o un palmazo en la espalda de fuerza, nunca más. Yo, por lo tanto, no milito en el partido comunista, no tengo ganas, no me interesa, voto por la izquierda, porque soy consecuente, pero no milito, porque me duele, porque me quitaron todos mis sueños y ahora lo poco que tengo soy yo , la que lo tengo fortalecido, fuerte, lo saco adelante que es mi mamá, mi familia, pero no tengo nada más, todos mis sueños con Juan se fueron, se fueron, se quedaron enterrados".

La familia de Wilson es una de las que más férreamente ha luchado para que se haga justicia, a pesar del miedo que sintieron incluso en sus funerales.

Raquel Arias: " Así que ahí estuvimos dignamente creo como hermanos al lado de él para que supiera que (se emociona) que los sueños no mueren ni aunque lo hayan dejado de esa manera y que si faltaron cosas por decir, cosas que contarnos, éramos hermanos y...y nos íbamos a saber entender..."

Santiago y Cecilia se emocionan cada vez que recuerdan que gracias a Juan y Wilson hoy pueden disfrutar a sus hijos...

Cecilia Valdés: "gracias a ellos estoy viva, está vivo mi hijo y cada vez que veo a mi hijo crecer le agradezco con todo el corazón porque me dieron la posibilidad de poder ver crecer a mi hijo y de compartir con él, de acariciarlo de tocarlo. La entrega de ellos fue una entrega más allá de lo que puede dar un ser humano. Porque ellos también eran padres y ellos entregaron su vida por nosotros y por mi hijo".

La familia de Julio Guerra conserva hasta hoy exactamente igual la pieza del hijo muerto en Villa Olímpica.
La madre de Julio: "mi hijo sigue conmigo, yo siempre cuando tengo algo le digo: ayúdame Julio. Cuando salgo cuídame la casa Julio, nunca me ha pasado nada, porque siempre me encomiendo a él. Porque para mí todos mis hijos han sido mis hijos y a todos los he querido igual".

Para los padres de Manuel Valencia, asesinado en Pedro Donoso, sólo quedan sus fotos y cassette que Manolo grabó a los 14 años para su padre.
Eliana: "...hay una parte de nosotros que murió y yo especialmente mi calidad de mujer murió, se fue con mi niño, mi calidad de madre es una cosa que me llevaron la mitad de mi ser, yo no lloro, no tengo lagrimas, puede estar pasando lo más terrible, puede estar todo el mundo llorando, en este momento yo tengo la garganta apretada aquí pero yo no puedo llorar".

Adriana Pohorecky, madre de Ignacio Valenzuela, asesinado en la calle Alhué, ha hecho de su vida un duelo y su único objetivo es hacerle justicia a su hijo, a su héroe. Por eso, en su antejardín, conserva el tronco del árbol que nunca protegió a Ignacio y por eso sigue viviendo a ínfimos metros del lugar de su muerte.
"Realmente cuando mataron a mi hijo, me mataron a mí también, no me mataron físicamente pero en espíritu me mataron..."

14 mayo 2006

Acto Lota año 2005




El gran montaje de la CNI



Operación Albania: el gran montaje de la CNI

Doce altos oficiales y combatientes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez fueron asesinados entre el 15 y 16 de junio de 1987. Algunos sorprendidos en la calle, otros en sus casas de seguridad y la mayor parte secuestrados y posteriormente ejecutados.


El gran montaje de la CNI

Los hechos en calle Pedro Donoso
El último capítulo de la Operación Albania se escribió en la calle Pedro Donoso. Esa noche aún faltaba decidir el destino de siete personas que aguardaban encarcelados en el cuartel de la CNI de la calle Borgoño.
Álvaro Corbalán, recuerda en el expediente que le pidió instrucciones al director de la CNI, general Hugo Salas Wenzel, de qué hacer con los detenidos.
Declaración judicial de Alvaro Corbalán: "...y se me comunica por parte del general Salas que ninguna de esas posibilidades cabía con respecto de aquellos que resultaron ser importantes dentro del Frente Manuel Rodríguez y por lo tanto había que eliminarlos..."
Sistemáticamente el general Salas negó ésta y todas las imputaciones de sus subalternos...
"...aproximadamente a las 3:00 horas y ya en su domicilio el suscrito fue informado de los resultados de un nuevo enfrentamiento, si bien le causó extrañeza este hecho, no consideró que pudiera ser un acto premeditado y planificado".
En los calabozos de Borgoño estaban quiénes eran considerados importantes como José Valenzuela Levy y Esther Cabrera. Pero también se encontraban Ricardo Rivera, Ricardo Silva, Manuel Valencia, Elizabeth Escobar y Patricia Quiroz, que no tenían gran relevancia para los agentes.
Al primero que Corbalán dio la orden es a Krantz Bauer, pero éste, según consta en el proceso, se negó y tuvo que dejar a cargo la operación a su segundo Iván Quiroz y a Francisco Zúñiga.
Quiroz, recuerda que fue Francisco Zúñiga el que le contó de la suerte de los detenidos. "Y ahí me informa más o menos una expresión los detenidos se iban a ir todos cortados".
La madrugada del 16 de junio de 1987, los detenidos son trasladados en caravana a la casa deshabitada de Pedro Donoso 582, que la CNI ya tenía identificada.
Caucoto: "los agentes de la CNI hicieron un verdadero show frente a esa casa , una casa que ya cerca de las 09:00, 10:00 de la noche comenzó a circular mucha gente con zapatillas, vestidas de sport, llegaba Carabineros, se retiraban, llegaban vehículos no identificados, se bajaban sujetos. Hasta que de repente aparecen unos equipos de televisión, entonces la gente pensaba que habrá pasado o que irá a pasar acá y era precisamente los preparativos para un enfrentamiento entre comillas... en que uno de los bandos contendientes llega con aparatos de televisión para filmar los hechos".
Una de las primeras en ser trasladada hasta calle Pedro Donoso fue Esther Cabrera, la "Chichi". La lleva el comando de élite del Ejército Erich Silva Reichart.
"...no la vi nerviosa, la vi tranquila, no estaba esposada ni vendada, a quien le dije que bajara la vista y que estuviese tranquila. Esta persona no habló nada ni hizo ningún comentario y fue sentada en el asiento trasero".
El trayecto hasta Pedro Donoso no duraba a esa hora de la madrugada más de 10 minutos. El matrimonio Berríos - Vergara vio movimientos extraños casi toda la noche, frente a su casa.
Edith: "...después como las 4 y media ya empezaron a llegar más vehículos, se iban, volvían, después fue cuando bajaron las cajas, dos cajas grandes muy pesadas que la tomaron una de cada lado". Daniel: "...llegaron los furgones que se estacionaron por el lado de nosotros, donde traían la gente".
Edith: "...las personas que iban detenidas, estaban descalzas con los brazos atados atrás a la espalda, amarrados y la vista vendada...".
El abogado Nelson Caucoto: "...los colocan a cada uno de ellos en sus respectivas habitaciones, al interior de la casa y en algún minuto se supone que ingresan sólo los ejecutores, o sea 14 hombres de la CNI para matar a 7 personas".
Mientras eso ocurría dentro de la casa abandonada, afuera los vecinos comenzaron a ser testigos de la primera parte, de lo que sería un gran montaje de encubrimiento.
Edith: "...después gritaron, por alto parlante, que estaban todos rodeados, que se rindieran".
La misma CNI calcula que esa noche había cerca de un centenar de agentes, carabineros y detectives dentro y fuera de la casa. Una piedra en el techo o el primer disparo, daría la señal para la matanza.
El oficial Cifuentes, que tenía a cargo a Valenzuela Levy, fue el primero en disparar. "...por lo tanto nosotros tendimos en el suelo a nuestra víctima quien no se opuso, al parecer estaba resignado, no estaba esposado, pero vendado...y entre los tres procedimos a dispararle, lo que motivó que empezaran a hacer fuego los que estaban afuera, en el exterior de esa casa y el resto de los otros agentes de eliminar a los otros detenidos".
Caucoto: "...parece que el mensaje era mandar el primer balazo en el centro de la nuca y con eso, es decir con eso se le mataba ..."
Todos fueron asesinados simultáneamente. De los 14 ejecutores, él único que ha negado haber disparado es el detective Hugo Guzmán Rojas, quien tenía a su cargo a la rodriguista Patricia Quiroz.
"...una vez que Pérez dispara el primer tiro, la mujer, a mi juicio, fallece en forma instantánea y cuando termina su accionar, Pérez dirige su arma hacia mí con un claro propósito intimidatorio y con un gesto me ordena dispararle a la mujer, cosa que no hice..."
Después, entró en acción Francisco Zúñiga, según varios agentes.
Manuel Morales Acevedo, ex agente de la CNI: "...y Zúñiga con mi pistola y con otra que él llevaba en la otra mano, remató a las víctimas que estaban en la pieza mía, recordando que a Valenzuela Levy debió haberle disparado unos seis tiros a la cabeza y luego siguió en la misma misión con el resto de las personas que estaban al interior de la casa, porque siguieron los disparos".
Manuel Morales Acevedo, ex agente de la CNI, confesó expresamente que se premeditó el montaje.
"También recuerdo que se hicieron mucho más disparos en el interior de la casa y había también personas encargadas de disparar desde afuera de la casa para aparentar un enfrentamiento..."
En el interior quedaban los restos de José Joaquín Valenzuela Levy o comandante Ernesto. Su cuerpo recibió 16 impactos de bala. Militante comunista desde los 14 años, Avelina, su ex mujer, recuerda que se formó militarmente en Bulgaria. Su carácter ordenado y riguroso probablemente determinó que a él se le asignara el atentado a Pinochet. La CNI no lo supo hasta después de su muerte.
Valenzuela luchó en la revolución nicaragüense y ahí se enamoró de nuevo, dejando a Avelina en Cuba con su único hijo. Al niño lo visitaba a escondidas en el jardín infantil, desde que volvió a Chile en 1984.
En la casa de Pedro Donoso también había quedado la "Chichi", Esther Cabrera, apenas a los 20 años. Después de su muerte, la casa de sus padres fue allanada y no dejaron rastro físico de su existencia...


fuente http://contacto.canal13.cl/contacto/html/Reportajes/Operacion_albania/Itplqm_tplApaginaq7Aprofileqdenuncias.html

Nada esta olvidado, Nadie esta Olvidado


Esperamos compartir este espacio dedicado a la memoria de los doce jovenes asesinados el 15 y 16 de junio de 1987, a manos de agentes de la central Nacional de Inteligencia (C.N.I).
El primer asesinado fue Recaredo Valenzuela Pohorecky, en la comuna de La Reina. Le siguieron Patricio Acosta Castro, Julio Guerra Olivares, Juan Waldemar Henríquez Araya y Wilson Daniel Henríquez Gallegos. Estos dos últimos acribillados en un enfrentamiento en Varas Mena, de San Miguel.
Luego, en calle Pedro Donoso, en la comuna de Conchalí, son asesinados en un montaje, Esther Angélica Cabrera Hinojosa, Manuel Eduardo Valencia Calderón, Ricardo Hernán Rivera Silva, Elizabeth Edelmira Escobar Mondaca, Patricia Angélica Quiroz Nilo, José Joaquín Valenzuela Levi y Ricardo Cristián Silva Soto.