El 3 de noviembre de 1983 fue detenido en la vía pública en Concepción, Víctor Hugo HUERTA BEIZA, de 52 años, militante del PC, por civiles armados. Horas después murió en un enfrentamiento, según la versión oficial, con efectivos de la CNI.
A las 17:30 horas de ese mismo día fue allanado su domicilio lo que hace suponer que ya estaba en poder de la CNI.
En el informe de autopsia consta que recibió más de 10 impactos de bala, que la causa precisa y necesaria de la muerte es "una herida cráneo cerebral inferida con un proyectil de calibre 9, que la referida herida por su forma estallada, puede haber sido inferida con arma apoyada y ha seguido un trayecto de delante‑atrás."
La Comisión, considerando los antecedentes reunidos, ha llegado a la convicción de que Víctor HUERTA fue ejecutado por efectivos de la CNI, no siendo veraz la información de que murió en un enfrentamiento, por lo que considera su muerte como una violación a los derechos humanos de responsabilidad de agentes estatales.
Informe Rettig
http://www.memoriaviva.com/Ejecutados/Ejecutados%20H/victor_hugo_huerta_beiza.htm
Misión secreta en Concepción
Por Manuel Salazar Salvo
A las 14 horas del 3 de noviembre de 1983, Víctor Hugo Huerta Beiza, dirigente del Partido Comunista en Concepción, se bajó de un taxi en la esquina de las calles Carrera y Paicaví. Sorpresivamente cayeron sobre él varios hombres de civil que a la fuerza lo subieron a un automóvil y partieron con rumbo desconocido.
En las horas siguientes, Huerta Beiza fue severamente torturado. Los golpes y las descargas eléctricas lo dejaron exánime.
Esa misma tarde, el dirigente comunista fue conducido al barrio Pedro de Valdivia. Allí, en la calle Sanders, uno de los agentes de la CNI apoyó un arma en la frente de Huerta y disparó una bala calibre 9 milímetros que le cruzó de arriba abajo su cabeza, provocándole una muerte inmediata.
Otro grupo operativo de la CNI, en tanto, había llegado a las 17 horas al domicilio del secuestrado, en calle Carrera esquina de Orompello.
Conocían cada detalle de la vivienda.
Era evidente que la información se las había proporcionado el dueño de casa.
Al día siguiente, la CNI, en un comunicado oficial, dio cuenta de un enfrentamiento con extremistas en el barrio Pedro de Valdivia.
No se habían registrado heridos y sólo había una víctima: Víctor Hugo Huerta Beiza, que tenía un hoyo de cinco centímetros en su frente, ocasionado por un balazo a quemarropa, y otros 12 impactos en el resto del cuerpo.
El cuerpo tenía además uno de sus brazos quebrados y una serie de líneas negras que cubrían gran parte de su espalda, desde los hombros hasta los glúteos.
Esas huellas habían sido dejadas por las descargas eléctricas a las que lo habían sometido sus captores.
En los días siguientes, abogados de la familia recurrieron a los tribunales de justicia para intentar esclarecer la muerte del dirigente comunista.
Se logró incluso identificar a algunos de los presuntos responsables del asesinato, pero la Primera Fiscalía Militar de Concepción se negó a procesar al principal inculpado, el agente de la CNI, Cristián Ramírez Flores, quien reconoció haber disparado.
En el fallo, los tres ministros militares -Hernán Chávez Sotomayor, Hugo Musante Romero y Joaquín Erlbaum Thomas- se negaron a encargar reo a Ramírez Flores.
Los dos ministros letrados -Mario Garrido Montt y Juan González Zúñiga-, estuvieron por revocar el fallo de la Primera Fiscalía Militar de Concepción, y encargar reo al presunto homicida.
Ello, sin embargo, no ocurrió y el caso fue sobreseído.
Adolfo Montiel Gómez, abogado de la familia decidió esperar.
El 11 de mayo de 1990 solicitó a la Primera Fiscalía Militar de Concepción desarchivar y reabrir el sumario, por existir, en su opinión, nuevos antecedentes que acreditaban la solicitud.
Montiel pidió al tribunal que solicitara al Gabinete Central de Identificación, las fichas dactiloscópicas y las fotografías de los agentes de la ex CNI Cristián Ramírez Flores y Mario Bravo Oyarzún, supuestas "chapas" empleadas por dos ofciales de Ejército.
El abogado requirió además que se citara a declarar a Miguel Valencia, alias "El espanta la virgen"; Emiliano Vergara, alias "El monje loco"; un tal Fuentes, apodado "El cazuela"; y, Manuel Tello.
El nombre de Mario Bravo Oyarzún, un capitán de Ejército que pidió no divulgar su nombre apelando a razones de seguridad nacional, correspondía a una de las identidades falsas empleadas por Carlos Herrera Jiménez, alias "Bocaccio", quien había sido enviado por la jefatura dela CNI desde Viña del Mar a Concepción para enfrentar al MIR y al naciente Frente Patriótico Manuel Rodríguez.
http://www.purochile.org/hlla0105.htm