Y si ahora el sacrificio es porque creo
en la alborada,
en un futuro lleno de risas y
caritas iluminadas.
28 años, estudiante 4º año de Química y Farmacia en la Universidad de Chile, casado con Patricia Olguín, un pequeño hijo de 4 años: Cristián. Ricardo siempre participó activamente en grupos culturales y deportivos. El día 15 sale de su casa, a las 8 hrs. AM. avisa que volverá a almorzar a las 12 horas. No regresa, su mujer se preocupa porque él es puntual y nunca falta sin avisar. Se enteraría de su muerte al día siguiente por la radio.
Ricardo mantenía una vida familiar ordenada y regular. Su compañera así lo recuerda: "Nació un 4 de febrero de 1959, y desde la cuna, como él lo manifestara en alguna oportunidad, recibió de sus padres la enseñanza necesaria que lo llevó a ser un hombre integro, consecuente, muy autocrítico y con un "algo" muy especial que toda persona que lo conoció no pudo ignorar. Su pensamiento era claro, transparente y profundo; su palabra contundente y firme.
Desde sus comienzos su vida fue plena, en su amado colegio -el Instituto Nacional- llegó a ser muy querido y reconocido por su humanidad y su innata habilidad deportiva, era el famoso "Flaco Silva'', su paso quedó grabado en innumerables diplomas de mejor compañero, mejor deportista.
Luego su camino lo llevó a ingresar a la Universidad de Chile, la carrera que eligió, Química y Farmacia; como en todas partes, no pasó como un alumno más, nuevamente se destacó en lo deportivo, también en la música, gustaba de la guitarra y la quena, apasionado de los libros y en sus últimos días la poesía inundó su alma. Los grandes amigos que dejó en su facultad no lo podrán olvidar jamás y prueba de ello, es que ya varios egresados de su promoción han dedicado su tesis a este gran compañero de aulas y mejor amigo.
A estas alturas ya se había despertado en él la necesidad de buscar caminos a los que todos tuviéramos acceso. ¿Por qué sólo algunos eran los privilegiados a tener educación, atención médica.., en resumen, a ser personas?
Su vida se vio coronada cuando nació su hijo, entregó a su pequeño todo el amor que tenía, también toda la paciencia y comprensión, y a pesar de tener tan poco tiempo con su hijo, sembró en él la semilla que florecerá cuando su hijo crezca y sea e hombre que él deseaba.
Podría decir mucho más sobre él, pero mi misión es ahora hacer justicia, justicia que tendrá que llegar algún día, y los asesinos deberán pagar muy caro el quitarle a mi hijo un padre tan hermoso y a mí, un compañero, un esposo y amigo. No tendré olvido ni perdón para sus asesinos, y no permito que sea llamado terrorista; los terroristas son los que asesinan cobardemente, que ocultan sus rostros y no son capaces de enfrentar la justicia.
Mi hijo, con sólo 4 años de edad, al perder a su padre, ni yo, descansaremos mientras los que derramaron su sangre un día 16 de junio de 1987, no sean castigados. Por mi compañero Ricardo Silva Soto, que al ser asesinado tenía 28 años y toda una vida por delante..."
¡No hay perdón ni olvido!
¡No a la Impunidad!
Extraido de "El Rodriguista" Nº37 año 1989
http://www.mpmr.org/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario